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jueves, 12 de mayo de 2011

La influencia de la luna

La influencia de la luna sobre la pesca

Es un hecho asumido por muchos pescadores que las fases lunares inciden en la

actividad de los peces y, por lo tanto, en la pesca. Pero, ¿hasta qué punto esto tiene un

fundamento real y puede ser utilizado para pescar con más éxito? ¿O se trata

simplemente de una tradición o creencia sin ninguna base científica? No hay por el

momento estudios concluyentes, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que, en

ocasiones, los peces pueden comportarse como unos seres auténticamente lunáticos...

Los peces viven en un medio sujeto a la acción gravitatoria de la luna y el sol, siendo el

reflejo más evidente las mareas, cuya intensidad depende de la fase lunar. Varias

investigaciones han demostrado que las fases lunares afectan a una gran variedad de

animales marinos, pero en la mayoría de los casos se ha comprobado que los cambios en

el comportamiento se deben a cambios en la intensidad de las mareas, y no a la

influencia directa de las fuerzas gravitacionales o electromagnéticas sobre los

organismos. En un medio marino sujeto a la acción de las mareas, muchos animales

acomodan sus períodos de alimentación a la cadencia de las mismas. Además, los ciclos

de reproducción de algunas especies de invertebrados y peces están coordinados por la

fase lunar, de manera que la puesta la realizan únicamente durante períodos muy

concretos, normalmente coincidentes con las lunas llena y nueva. Lógicamente, los

depredadores aprovechan las concentraciones masivas de estos animales para

alimentarse frenéticamente.

La luna como elemento de sincronización

Por lo tanto, la luna actuaría como un elemento de referencia para sincronizar los relojes

biológicos de los organismos, los cuales regulan algunos procesos orgánicos y del

comportamiento. Estos ritmos internos permiten a los animales anticiparse a las

condiciones favorables, y no reaccionar a ellas después de que se producen. Es decir,

una especie puede aumentar su actividad y la búsqueda de alimento siguiendo las fases

lunares, siempre y cuando sus presas también muestren cambios de comportamiento

relacionados con la luna.

Tablas solunares

A lo largo de los 27,3 días que tarda la luna en completar una evolución completa a la

Tierra, se producen períodos mayores y menores de fuerzas gravitatorias sobre la

superficie terrestre, que desde hace tiempo se han utilizado para elaborar unos

calendarios llamados tablas solunares, donde se especifican estos períodos. Según la

teoría de los períodos solunares, en esos momentos que duran de una a dos horas, se

producen picos en la actividad de muchas especies, especialmente las de vida acuática.

Basándose en estadísticas elaboradas con datos de capturas, al parecer la proporción de

capturas puede duplicarse o triplicarse durante los horarios solunares, en especial

cuando se trata de peces de gran tamaño. Los días de luna llena y luna nueva, junto con

los tres días previos y posteriores, son períodos en los que la influencia solunar es más

intensa, lo que en teoría produce un incremento en la intensidad de las horas de

actividad solunar. Si bien las estadísticas muestran una tendencia a que los mejores

momentos teóricos para pescar son los que producen las mejores capturas, con criterios

científicos no se puede demostrar que esta tendencia sea significativa.

A falta de estudios más concluyentes, se puede asegurar que las fases lunares ejercen

una influencia directa sobre la actividad alimentaria de los peces, y por ello los

resultados de la pesca pueden variar en función del momento del ciclo lunar. Sin

embargo, una relación más directa, tal y como propone la teoría de las tablas solunares,

no tiene por ahora una confirmación científica. La realidad es que los peces viven en

unos ambientes donde el alimento es limitado, de manera que se alimentan siempre que

tienen oportunidad de hacerlo, esté o no la luna en posición favorable. Puesto que la

caza gasta mucha energía, los depredadores adaptan sus ritmos de alimentación a los

momentos en que son más eficaces capturando presas. La gran diversidad de situaciones

que se pueden dar en una masa de agua, como el tipo de hábitat, presas presentes,

condiciones meteorológicas, etc. hace que los períodos solunares, si realmente afectan al

comportamiento de los peces, queden enmascarados por la personalidad específica de

cada lugar.

En las aguas continentales, los cambios de nivel de agua debido a la luna son mucho

menores que en el mar, de hecho, son imperceptibles. En este caso, la posible acción de

la luna sobre los organismos acuáticos debe ser más sutil y relacionada con otros

mecanismos. Entre éstos, cabe citar que algunas especies de insectos utilizan las fases

lunares para sincronizar la emergencia de los adultos, lo cual sin duda debe tener su

influencia sobre los peces que de ellos se alimentan.

Bajo la luz de la luna

Otro mecanismo está relacionado con la iluminación ambiental que produce la luna, que

si bien es de baja intensidad en comparación a la del sol, es suficiente para que muchos

peces tengan visibilidad suficiente para buscar presas durante la noche. Es el caso de la

trucha, el black bass y especialmente de la lucioperca, dotada de una excepcional

agudeza visual nocturna.

En cambio, la visión del lucio requiere algo más de luz, de manera que muy raramente

se alimenta ni en las noches más claras. En cierta manera, la intensidad luminosa que

produce la luna podría compararse con la de la puesta y la salida del sol, momentos en

los que los peces depredadores son más eficaces en la caza de presas. El resultado es,

por lo tanto, que los ritmos de alimentación y el comportamiento de los peces puede

variar periódicamente según la fase lunar.

Aparte de estas consideraciones de tipo general, hay quien va más allá y afirma que la

luna ejerce una influencia directa sobre el comportamiento de los peces y otros

organismos, produciendo unos períodos llamados solunares que alternan momentos de

gran actividad seguidos de otros de poca o nula actividad.